viernes, septiembre 27, 2024

FOTOGRAFÍA POST MORTEM

HISTORIA DE LAS TETRICAS FOTOGRAFIAS POST MORTEM





La fotografía post mortem, también conocida como "memento mori" (recuerdo de la muerte), fue una práctica popular durante el siglo XIX y principios del siglo XX en Europa y Estados Unidos. Se originó en un contexto social profundamente influido por la alta mortalidad, las limitadas posibilidades de acceder a la fotografía, y la necesidad humana de conservar un recuerdo tangible de los seres queridos fallecidos. Esta costumbre consistía en fotografiar a los muertos, a menudo dispuestos de tal manera que parecieran estar vivos o en un estado de reposo pacífico. Aunque para el ojo moderno pueda resultar perturbador, la fotografía post mortem fue un ritual de duelo respetuoso y necesario para muchas familias de la época.

Esta entrada profundizará en las raíces históricas y culturales de esta tradición, las razones por las que se volvió tan común, los métodos empleados para que los fallecidos parecieran vivos, y cómo y por qué la práctica decayó con el tiempo. A través de esta exploración, comprenderemos mejor cómo la
fotografía post mortem servía como una herramienta para enfrentar la muerte en una era de altísima mortalidad y cómo reflejaba las actitudes sociales hacia la vida, la muerte y la memoria.




Origen y contexto histórico

La fotografía post mortem comenzó a practicarse casi tan pronto como se inventó la fotografía misma. El daguerrotipo, la primera forma comercialmente viable de fotografía, se introdujo en 1839, lo que permitió a las clases medias acceder a una forma más asequible de inmortalizar a sus seres queridos en comparación con los retratos pintados, que estaban reservados para las élites.

Durante el siglo XIX, la muerte era una parte omnipresente de la vida cotidiana. Las tasas de mortalidad eran elevadas, en gran parte debido a las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el cólera y la fiebre escarlata, que se cobraban numerosas vidas, especialmente de niños. Las familias perdían a menudo a varios hijos antes de que llegaran a la edad adulta. Además, la mortalidad materna durante el parto era alta y las guerras dejaban un rastro constante de muerte,
para muchas familias, la fotografía post mortem representaba la única oportunidad de obtener una imagen de un ser querido, ya que la fotografía todavía era un lujo. En una época en la que no existían las cámaras personales ni la fotografía cotidiana, un retrato post mortem era, en muchos casos, el primer y único registro visual que una familia podía conservar de un ser querido fallecido. Era una manera de mantener vivo el recuerdo, una expresión tangible del duelo y un testimonio físico de la persona que había sido.



Razones de la popularidad de la fotografía post mortem

Existen varias razones fundamentales que explican la popularidad de la fotografía post mortem en el siglo XIX, entre ellas la necesidad emocional, el contexto social y los avances tecnológicos.

La necesidad emocional y psicológica

El duelo es una parte esencial de la experiencia humana, y para las familias del siglo XIX, la fotografía post mortem ofrecía una manera de procesar la pérdida. A través de estas imágenes, las familias podían enfrentar la realidad de la muerte, mientras mantenían una conexión visual y física con el fallecido. La
fotografía permitía un "último adiós" y daba consuelo a los dolientes al inmortalizar la apariencia de la persona en un estado pacífico, como si estuviera dormida o descansando.

Además, la creencia en la memoria eterna y la influencia del cristianismo en las sociedades occidentales también jugaban un papel importante. La fotografía post mortem no solo capturaba la apariencia física del fallecido, sino que se interpretaba como un medio para preservar su alma y su lugar en la familia, reforzando la idea de que, aunque el cuerpo estuviera ausente, el espíritu permanecía en la memoria de los vivos.

La fotografía como arte y documento

A principios del siglo XIX, la fotografía era vista tanto como un arte como un medio de documentación. La cultura visual del momento consideraba que las imágenes, al capturar la realidad de manera fiel, tenían un poder especial para representar la esencia de la persona. Estas fotografías a menudo se estilizan de manera respetuosa y artística. En muchos casos, los fotógrafos intentaban que los fallecidos parecieran vivos, colocándolos en posiciones que simulaban descanso, paz, e incluso vitalidad.

Se utilizaban técnicas como sentar a los difuntos en sillas, apoyándolos con soportes especiales, o colocándolos junto a familiares vivos para crear la ilusión de que estaban participando en la vida familiar. Otras veces, los ojos del fallecido eran pintados o retocados para dar la apariencia de estar abiertos, o se colocaban objetos simbólicos como flores, libros o juguetes para representar la continuidad de su vida en el más allá.




Avances tecnológicos

El avance tecnológico en el campo de la fotografía también fue un factor clave. El daguerrotipo, aunque pionero, requería largos tiempos de exposición, lo que hacía difícil fotografiar a personas vivas, ya que cualquier movimiento borroso afectaba la imagen. Por el contrario, los muertos podían ser capturados con mayor claridad, lo que contribuía a la popularidad de la fotografía post mortem.

Con el tiempo, las técnicas fotográficas evolucionaron, mejorando tanto la calidad de las imágenes como el tiempo necesario para capturarlas. Esto facilitó la producción de retratos de fallecidos en una
mayor variedad de poses y escenarios, mejorando la apariencia de vitalidad en los difuntos. Además, el precio de la fotografía comenzó a descender, lo que permitió a más familias de clase media participar en esta práctica.





La decadencia de la fotografía post mortem

A medida que avanzaba el siglo XX, la fotografía post mortem fue perdiendo popularidad por diversas razones. Entre ellas destacan el cambio en las actitudes sociales hacia la muerte, la mejora de las condiciones de vida y los avances en la medicina, que redujeron la mortalidad infantil y general, y el auge de nuevas formas de fotografía.

Cambios en la percepción de la muerte

A lo largo del siglo XX, las actitudes sociales hacia la muerte comenzaron a cambiar. A medida que la ciencia médica avanzaba, la muerte dejó de ser una presencia tan cotidiana como lo había sido en el
siglo XIX. La muerte se apartó de la vida diaria y se convirtió en algo más privado, alejado del espacio público y relegado a los hospitales y funerarias. Esta creciente separación entre la vida y la muerte afectó la manera en que las personas querían recordar a sus seres queridos.

Con el tiempo, la fotografía de personas fallecidas comenzó a verse como algo inquietante o incluso morboso. En lugar de querer recordar a los muertos en el momento de su fallecimiento, la gente prefería guardar imágenes tomadas en vida, cuando la persona estaba en plena salud y felicidad.

Aumento en la disponibilidad de fotografía en vida

Otro factor clave en el declive de la fotografía post mortem fue el aumento en la disponibilidad de la fotografía durante la vida de las personas. A medida que las cámaras fotográficas se volvieron más accesibles y asequibles, se hizo más común tomar fotografías de la familia y los seres queridos en su día a día. Ya no era necesario esperar a la muerte para capturar una imagen de un ser querido; las familias podían inmortalizar momentos felices en vida.

Este cambio permitió a las personas centrarse en recuerdos más alegres de sus seres queridos, reemplazando la necesidad de recurrir a la fotografía post mortem como una última opción.

Conclusión

La fotografía post mortem fue una práctica profundamente significativa en su tiempo, reflejando no solo las actitudes hacia la muerte, sino también las limitaciones tecnológicas y el contexto social del siglo XIX. Para las familias de la época, esta tradición proporcionaba consuelo y un medio para enfrentar la pérdida de seres queridos, manteniendo viva su memoria de una manera tangible. Con el tiempo, los avances en la fotografía y la medicina, junto con los cambios en la percepción de la muerte, llevaron al declive de esta práctica. Aunque hoy en día pueda parecer macabra, la fotografía post mortem fue una expresión legítima de amor y duelo en una época donde la muerte era una realidad omnipresente.

Esta práctica nos recuerda cómo las sociedades enfrentan la mortalidad de maneras diferentes y cómo las tecnologías de cada época influencian nuestras formas de recordar y conmemorar a los seres queridos.

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