miércoles, diciembre 18, 2024

ABANDONALIA: comercializar el urbex


LO NEGATIVO DE ABANDONALIA


La apropiación del Urbex por Iker Jiménez y el peligro de comercializar con el urbex


La sección Abandonalia de Cuarto Milenio ha generado un creciente debate entre la comunidad de exploradores urbanos (urbex) y los seguidores del programa. Lo que podría parecer un homenaje a los lugares abandonados y sus historias se percibe, para muchos, como una apropiación estratégica del urbex, integrándolo al ya amplio dominio de Iker Jiménez sobre el misterio en España. Este fenómeno plantea serias preguntas sobre los límites entre la divulgación y la explotación de una práctica tan singular y personal.


el peligro de la comercialización


El urbex no es un pasatiempo cualquiera ni un negocio fácil de empaquetar. Es una pasión

profundamente introspectiva, una mezcla de arte y filosofía que invita a reflexionar sobre el abandono, el tiempo y las huellas humanas en lugares olvidados. Su regla de oro, "no tocar, no alterar, no comercializar", encarna el respeto que guía esta actividad.




Sin embargo, al trasladar lugares emblemáticos del urbex al espectáculo televisivo, se corre el riesgo de trivializar esta práctica. Lo que para muchos es un acto personal cargado de respeto y silencio se convierte en un espectáculo con iluminación profesional y narrativas dramatizadas, perdiendo su esencia. Además, al exponer estos lugares a un público masivo, se fomenta la llegada de curiosos que, a menudo, no respetan las normas del urbex, acelerando el deterioro de estos espacios.


El acceso desigual: Iker Jiménez frente a los demás exploradores


Un punto particularmente sensible para la comunidad urbex es la desigualdad en el acceso a los lugares abandonados. Mientras los exploradores anónimos enfrentan interminables obstáculos para obtener permisos —si es que llegan a conseguirlos—, la figura mediática de Iker Jiménez le permite abrir puertas que a otros se les cierran, esta facilidad para acceder a espacios restringidos no solo genera


frustración, sino que plantea una pregunta ética: ¿es justo que alguien con la plataforma de Jiménez aproveche su influencia para conseguir lo que al resto se nos niega? Para muchos, esto refuerza la percepción de que el urbex está siendo apropiado por una figura que utiliza su poder mediático para fines comerciales, mientras quienes practican esta actividad de manera respetuosa y desinteresada enfrentan constantes limitaciones.


un llamado a la reflexión


El problema no es que alguien hable del urbex en televisión o divulgue su encanto; el problema es cómo se hace. La narrativa sensacionalista de Abandonalia, que mezcla exploración con dramatismo,

convierte lugares cargados de historia en escenarios desprovistos de su auténtico valor. Esto no solo desvirtúa la práctica, sino que pone en peligro su esencia: la conexión genuina con el pasado y el respeto por los espacios, más allá de lo televisivo, esta situación refleja una tendencia preocupante: la conversión de pasiones auténticas en productos de consumo masivo. El urbex siempre ha sido una actividad independiente, alejada de las estructuras comerciales y del espectáculo. Comercializarlo sin cuidado no solo banaliza su significado, sino que priva a muchos de su carácter único.


Preservar la autenticidad


Esta crítica no busca deslegitimar el trabajo de Iker Jiménez, sino invitar a la reflexión sobre los límites entre la divulgación y la explotación. El urbex no es solo una actividad, sino una forma de conectarse con lo desconocido, de entender el abandono desde la humildad y el respeto,como comunidad, quienes amamos el urbex debemos defender su autenticidad y preservar su esencia. No se trata de cerrarse al interés del público, sino de garantizar que esta práctica mantenga su integridad y no se convierta en un producto más en la cadena de consumo mediático.


El urbex nos enseña a escuchar el silencio, a valorar lo olvidado y a respetar las huellas del pasado. Que esa conexión no se pierda en aras del espectáculo es una responsabilidad que debemos asumir colectivamente.por lo cual hago esta reflexion a continuacion:

La irresponsabilidad de la exposición mediática del Urbex

uno de los aspectos más preocupantes de la sección Abandonalia es la falta de seguridad evidente en las exploraciones del reportero, que, lejos de ser un simple descuido, envía un mensaje equivocado, especialmente a los jóvenes espectadores. El urbex, por su propia naturaleza, implica riesgos: estructuras inestables, techos a punto de colapsar, presencia de materiales tóxicos como amianto, o incluso encuentros inesperados con personas que podrían estar ocupando estos espacios. Sin las medidas adecuadas, una expedición puede pasar de ser una aventura emocionante a convertirse en una

tragedia, sin embargo, el programa parece minimizar estos peligros, mostrando exploraciones con equipo inadecuado y sin un protocolo de seguridad claro. Esto fomenta una percepción errónea entre los más jóvenes, quienes, motivados por la estética del urbex y el misterio, podrían aventurarse en lugares peligrosos sin preparación ni conciencia de los riesgos.



El error de revelar ubicaciones


A esto se suma el grave error de dar demasiados detalles sobre las ubicaciones exploradas. En la

comunidad urbex, la regla no escrita es mantener en secreto las localizaciones. Esto no solo preserva la integridad de los lugares frente al vandalismo y los saqueos, sino que también evita que personas sin experiencia o equipamiento adecuado se aventuren en sitios potencialmente mortales. Abandonalia rompe esta norma al exponer en televisión lugares icónicos, atrayendo a curiosos que muchas veces no entienden la ética ni la peligrosidad del urbex.


Concienciar, no incentivar


El programa, en lugar de promover la exploración responsable, está animando a hacerlo de manera incorrecta(entiendo que de forma no intencionada), en lugar de presentar al urbex como una actividad que requiere preparación, respeto por el entorno y conciencia de los riesgos, lo muestra como un espectáculo emocionante, despojándolo de sus valores fundamentales. Los más jóvenes, inspirados por lo que ven en televisión, podrían lanzarse sin medir las consecuencias, poniendo en riesgo su seguridad

y dañando los lugares que otros han respetado durante años,por ello, es fundamental que desde los medios de comunicación se haga un esfuerzo real por educar y concienciar al público sobre lo que realmente implica el urbex. Mostrar la importancia del equipo de seguridad, de la investigación previa y del respeto por las ubicaciones debería ser una prioridad. Pero, sobre todo, es vital recordar que el urbex no es un juego ni un espectáculo; es una disciplina que combina aventura y responsabilidad.




Si programas como Abandonalia no son capaces de transmitir esta perspectiva, entonces no solo están desvirtuando el espíritu del urbex, sino que también están poniendo en peligro a quienes decidan imitar lo que ven en pantalla. la exploración urbana no deben convertirse en un riesgo innecesario por la búsqueda de audiencias o espectáculo.

OS DEJO CONSEJOS QUE OJALA EL EQUIPO DE IKER JIMENEZ PONGA EN PRACTICA









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