LEYENDA OSCURA SEVILLANA
La Leyenda de la Piedra Llorosa de Sevilla
La "Piedra Llorosa" de Sevilla es un símbolo silencioso de una tragedia ocurrida el 11 de julio de 1857, un día marcado por la injusticia y el dolor. Se encuentra en la calle Liñán, cerca de la calle Alfonso XII, y su historia está ligada a uno de los episodios más sombríos de la ciudad.
Los Orígenes de la Rebelión
A mediados del siglo XIX, España atravesaba un periodo de inestabilidad política. En Sevilla, un grupo de jóvenes decidió levantarse en armas con la intención de proclamar la República y luchar por la libertad. Eran alrededor de 82 muchachos, la mayoría pertenecientes a familias acomodadas, que veíanen su lucha una forma de cambiar el destino del país.
El plan era claro: salir de Sevilla, dirigirse a la Serranía de Ronda y desde allí ganar más adeptos para su causa. Sin embargo, el gobierno, liderado por el general Narváez, no tardó en reaccionar. En el trayecto fueron interceptados y, tras un breve enfrentamiento, capturados. Fueron llevados de vuelta a Sevilla y encerrados en el convento de San Laureano, que en aquel tiempo servía como prisión.
La Petición de Indulto
El alcalde de Sevilla, Juan José García de Vinuesa, conmovido por la situación de aquellos jóvenes, trató de interceder por ellos. Envió peticiones de clemencia a Madrid, incluso consiguió el apoyo de la infanta María Luisa, hermana de la reina Isabel II. Sin embargo, el gobierno no cedió.
Desde la capital enviaron a Manuel Lassala y Solera, un emisario que tenía órdenes estrictas de no conceder ninguna indulgencia. La sentencia fue fulminante: todos los detenidos debían ser ejecutados.
El Fusilamiento
El 11 de julio de 1857, los 82 jóvenes fueron sacados de la prisión y conducidos hasta el Campo de Marte, el lugar donde hoy se encuentra la Plaza de Armas. Allí, ante la mirada de la multitud, fueron fusilados. La ejecución fue rápida, pero no menos impactante.
En medio del caos, dos muchachos que observaban desde un árbol cercano fueron alcanzados por balasperdidas y murieron en el acto. Con ellos, la cifra de víctimas ascendió a 84.
El Llanto del Alcalde
Desolado por no haber podido salvar a los jóvenes, el alcalde García de Vinuesa se retiró del lugar en silencio. Al llegar a la Puerta Real, se dejó caer sobre una piedra y rompió a llorar. Aquella piedra, testigo mudo de su dolor, quedó marcada por la historia y pasó a ser conocida como la "Piedra Llorosa".
Un Monumento al Recuerdo
Hoy en día, la Piedra Llorosa sigue en su sitio, como un símbolo de la compasión y la injusticia. En 2008 se colocó una placa conmemorativa que recuerda el acto de García de Vinuesa y la tragedia de aquellos jóvenes. La inscripción no solo homenajea su memoria, sino que también sirve como un recordatorio del horror de la pena de muerte.
A pesar del paso del tiempo, la piedra sigue allí, discreta y casi desapercibida, pero con una historia que sigue resonando entre quienes la conocen. Es un testimonio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay quienes intentan hacer lo correcto, aunque no siempre lo logren.
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